29 enero, 2007

10 EL MATRIMONIO

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EL MATRIMONIO

(PRIMERA PARTE)

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Doncella Therese y Rey,

todos los demás.

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Ritus celebrandi matrimonium, qui olim in ritual¡ romano inveniebatur, ex decreto per promulgationem a sacra rituum congregatione factam ordinis celebrandi matrimonium.


in hac editione typica altera idem ordo exhibetur ditior in prwnotandis, ritibus ac precibus, variationibus nonnullis introductis, ad normam codicis luris canonici promulgati.


Congregatio de cultu divino et disciplina sacramentorum, de speciali mandato summi pontificis, editionem eiusdem ordinis publici iuris facit. ordo yero in editione typica altera et lingua latina exaratus, statim ac prodierit, vigere incipiet; linguis autem vemaculis, cum transiationes ab apostolica sede sint confirmatw, a die quem Conferentiw episcoporum statuerint.


Contrariis quibuslibet minime obstantilus.


Ex sedibus congregationis de cultu divino et disciplina sacramentorum, in sollemnitate.


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Recibimiento y acogida de los contrayentes


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Por lo especial de la fecha y para que todo el pueblo de Lear pueda ver con sus propios ojos el maravilloso matrimonio de su Rey y la Coronación de la Nueva Reyna, se acomodó todo el que se ha podido en el interior y el atrio de Catedral.


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El recinto y la plaza adyacente estaban abarrotados.


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La Guardia Suiza mantuvo a raya al vulgo en una estrecha franja, demarcada por una alfombra roja de Damasco, que cruzaba toda la plaza y el pasillo central de la Iglesia hasta el altar.


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EL Cardenala, revestido de alba, estola y casulla se dirigió, junto con las Infantas de Aragón, La Cuidadora de Gansos, La Novicia Obediente, La Bella Cocinera Republicana, El Heraldo de Aragón, El Caballero Poeta del Dulce Rocío, El Bufón y la Triministra, recibió a los novios en la puerta de la Catedral y los saludó amablemente.


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El Rey había llegado a caballo y llevaba su uniforme de gala, con condecoraciones de mil batallas y la espada.


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La Doncella en el Carro con Merlín y su vestido era blanco como su pureza y llevaba el velo amarillo en señal de lo intacto de su himen.


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(Cardenala)


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Magnánimo Rey Lear, Doncella Therese,


la Iglesia entera, desde Roma y Orbi et Orbes comparte vuestra alegría en este día.


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Hizo una aspersión con agua bendita sobre los Novios y la Comitiva.


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Enseguida, invitó a los presentes a iniciar la procesión hacia el altar, diciendo:


C. Vayamos con alegría al encuentro del Señor.


Toda la iglesia prorrumpió en un sonoro.


R. Amén.


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Los Novios avanzaron hacia el altar, al son de la marcha nupcial tocada festivamente el órgano y la Banda Militar del Reyno de Lear.


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Los novios iban flanqueados por la Triministra que sostenía del brazo de el Rey, en calidad de madrina, y el Heraldo de Aragón que llevaba el brazo de la Novia en calidad de padríno.



Las Infantas de Aragon levantaban la largísimo cola de la novia.


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Terminada la Marcha El Cardenala hizo la Monición.


C. Hermanos, bienvenidos a esta celebración que a todos nos llena de alegría. Recordando nuestro Bautismo, agradezcamos a Dios este don de su amor.


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(Hubo un momento de silencio.)


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C. Bendito seas Dios, Padre todopoderoso, que en tu amor inefable nos has hecho hijos tuyos por medio del Bautismo.


Todo el pueblo respondió, como corresponde:


R. Bendito seas por siempre, Señor.


C. Bendito seas Dios, Hijo único, Jesucristo, que por el Bautismo nos has perdonado todos nuestros pecados y nos has hecho partícipes de tu vida divina.


R. Bendito seas por siempre, Señor.


C. Bendito seas Dios, Espíritu Santo Consolador, que por el Bautismo nos has hecho miembros de la Iglesia y templos vivos de la Santísima Trinidad.


R. Bendito seas por siempre, Señor.


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Aspersión.


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A continuación El Cardenala se persignó primero con el agua bendita y después roció con ella a los presentes, diciendo:


C. Rocíanos, Señor, con el agua de tu misericordia y purifícanos de todos nuestros pecados.


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El padrino y la madrina bendijeron al Rey y la Doncella y se sentaron en la primera fila, junto con el Caballero Poeta y el Bufón.


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El Cardenala se acercó al altar, saludó al Santísimo con una inclinación profunda y lo veneró con un beso.


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Después fue a la sede.


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C. Oremos.


-


Escucha, Señor, nuestras súplicas y protege bondadosamente la institución del Matrimonio, a la que tú le asignaste la propagación del género humano, para que, lo que tú unas, con tu ayuda se conserve.


Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios.


Por los siglos de los siglos.


R. Amén.


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PRIMERA LECTURA


Del libro del Génesis


Hombre y mujer los creó.


1, 26-28. 31


Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra”.


Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y mujer los creó.


Y los bendijo Dios y les dijo: "Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra".


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Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.


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Palabra de Dios.


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SALMO RESPONSORIAL


Del salmo 127


Dichoso el que pone su confianza en el Señor.


Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: porque comerá del fruto de tu trabajo, será dichoso, le irá bien.


Su mujer, como vid fecunda, en medio de tu casa;


sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa.


Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor:


"Que el Señor te bendiga Rey desde Sión,


que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida;


y que veas a los hijos de tus hijos".


R.Amen.



SEGUNDA LECTURA


C. Éste es un gran misterio, y lo debemos a Cristo y a la Iglesia.


De la carta del apóstol san Pablo a los efesios


5, 2. 25-32


Hermanos: Vivan amando, como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros.


Marido, ama a tu esposa como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.


Así tú marido debes amar a tu esposa, como cuerpo tuyo que es. Porque al amar a tu esposa te amarás a ti mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.


Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Éste es un gran misterio, y se debe a Cristo y a la Iglesia.


Palabra de Dios.


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R. Te adoramos señor.


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ACLAMAClÓN ANTES DEL EVANGELIO


R. Aleluya, aleluya.


C. El Señor que hizo el cielo y la tierra


los bendiga desde Sión.


R. Aleluya.



EVANGELIO


Lo que Dios una, que no lo separe el hombre.


Del santo Evangelio según san Mateo


19, 3-6


En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y, para ponerle una trampa, le preguntaron. “¿Le está permitido al hombre divorciarse de su esposa por cualquier motivo?” Jesús les respondió: “¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer, y dijo: 'Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse a su mujer, y serán los dos una sola carne'? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios una, que no lo separe el hombre".


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Palabra del Señor.


R. Te adoramos Señor.


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Monición


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Terminada la homilía y después de un breve momento de silencio, se pusieron de pie los novios, y situados el Caballero Poeta y la Cocinera en calidad de testigos a uno y otro lado, El Cardenala se dirigió a los contrayentes, con estas palabras:


Queridos hermanos:


Estamos aquí, junto al altar de Dios, para que él confirme con su gracia la voluntad que El Rey Lear y la Doncella Therese tienen de contraer matrimonio ante el ministro de la Iglesia y esta comunidad cristiana presente.


Cristo bendecirá con abundancia el amor conyugal que se tienen, y él, que los consagró un día con el santo Bautismo, los enriquecerá hoy y les dará fuerza con un Sacramento peculiar para que se guarden mutua y perpetua fidelidad y puedan cumplir todas las obligaciones del Matrimonio. Por lo tanto, ante esta asamblea, les pregunto sobre su intención:


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Interrogatorio antes del consentimiento


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Entonces El Cardenala los interrogó acerca de la libertad, la fidelidad y la aceptación y educación de los hijos, y cada uno de ellos respondió.


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Doncella Therese y Rey Lear, ¿han venido aquí a contraer Matrimonio por su libre y plena voluntad y sin que nada ni nadie los presione?


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Ambos respondieron: Sí, vengo libremente.


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La Triministra y las Infantas lloraban de emoción.


La Cocinera estaba seria, impresionada por el rito, que nunca había visto.


La Cuidadora de Gansos y la Novicia Obediente repetían en voz baja las respuestas “si vengo libremente”, como si ellas mismas fueran la novia.


El Heraldo cabeceaba y el Caballero Poeta admiraba a la belleza de la Doncella.


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C. ¿Están dispuestos a ser fieles el uno al otro en el Matrimonio, durante toda la vida?


El Rey y la Doncella respondieron. Sí, estoy dispuesto y Sí, estoy dispuesta.


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Más llantos y pucheros de infantas y triministras. Más respuestas en voz baja de “Si, estoy dispuesta” y otro cabeceo del Heraldo.


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C. ¿Están dispuestos a recibir de Dios, responsable y amorosamente, los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?


La doncella respondió: Sí, estoy dispuestoa. El Rey hizó un ruido sordo, que todos tomaron por afirmación.


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En las bancas las consabidas “Si, estoy dispuesta” de las que soñaban que ellas mismas se casaban.



Consentimiento


Toda La comunidad se puso de pie.


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El sacerdote invió a los novios a expresar su consentimiento:


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C. Así, pues, ya que quieren establecer entre ustedes la alianza santa del Matrimonio, unan sus manos, y expresen su consentimiento delante de Dios y de su Iglesia.


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Los novios, vueltos el uno hacia el otro, unieron sus manos.


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El Rey: Yo, Lear., te acepto a ti, Therese., como mi esposa y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida.


La Doncella: Yo, Therese., te acepto a ti, Lear., como mi esposo y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida.


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El Cardenala, primer lugar, interrogó al Rey:


Lear, ¿aceptas a Therese. como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarla y respetarla todos los días de tu vida?


El Rey respondió:


SI, la acepto.


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El Heraldo Roncaba. El Caballero se revolvían inquieto.


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A continuación El Cardenala interrogó a la Doncella:


Therese, ¿aceptas a Lear como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?


La Doncella y, secretamente, la Triministra, la Cuidadora y la Novicia respondieron:


Sí, lo acepto.


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C. El Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios que unió a nuestros primeros padres en el paraíso confirme este consentimiento mutuo


que ustedes han manifestado ante la Iglesia y, en Cristo, les otorgue su bendición, de manera que lo que Dios una, nunca lo separe el hombre.



Entrega de anillos y arras.


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La Cuidadora de Gansos y la Novicia Obediente, vestidas totalmente de blanco y coronadas con coronas de guirnaldas, como si ellas mismas fueran novias, que ese día se casaran, avanzaron:


Una con los anillos y la otra con las arras.


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El Cardenala dijo:


Bendice , Señor, a estos hijos tuyos, Therese y Lear, y santifícalos en tu amor, y que estos anillos y estas arras, símbolos de fidelidad y de ayuda mutua,


les recuerden siempre el cariño que se tienen.


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Por Jesucristo, nuestro Señor.


R. Amén.


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Roció los anillos y las arras con agua bendita y la Cuidadora de Gansos entregó los anillos a los dos novios.


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El Rey colocó en el dedo anular de la Doncella el anillo a ella destinado, diciendo:


L. Recibe este anillo como signo de mi amor y de que siempre te seré fiel. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


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De la misma manera, la Doncella colocó en el dedo anular del Rey el anillo a él destinado, diciendo:


T. Recibe este anillo como signo de mi amor y de que siempre te seré fiel. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. (La Cuidadora y la Novicia repetían cada palabra por lo bajo y la Triministra lloraba como magdalena, la cocinera pensaba que no alcanzarían los chorizos para tanto glotón).


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El Rey tomó las arras de las manos temblorosas de la Novicia Enamorada que casi se desmallaba y, teniéndolas entre las manos juntas, se las entregó a la Doncella, que las recibió con las dos manos debajo de las de Lear, y dijeron:


El Rey: Therese, recibe también estas arras como prenda de la bendición de Dios y del cuidado que tendré de que no falte lo necesario en nuestro hogar.



Therese (con los consabidos ecos silenciosos de la Cuidadora y la Novicia y el llanto impetuoso, que ya parecía río, apenas tapado por los ronquidos del Heraldo y los Bufidos de el Caballero y el Bufón.), yo las recibo como prenda de la bendición de Dios y en señal de los bienes que vamos a compartir.



El Cardenala, preparándose a bendecir el matrimonio, se giró hacia los presentes


y preguntó:


Si alguien sabe o tiene algo que decir para impedir esta unión, que hable ahora o calle para siempre.


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(Se hizo el silencio en todo el Reyno).


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El Cardenala levantó la mano y dijo:


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30 DIÁLOGOS:

Anónimo dijo...

(Pensó)
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"A mí me parece perfecto"
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(Pero no lo dijo,
porque estaba
muy ocupado bebiendo
los los castos jugos
de la Novicia)
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Slurp, slurp.
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Anónimo dijo...

(Pensó)
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"Yo me opongo"
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(Pero no lo dijo
porque era
demasiado obediente)
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(Soltó un leve gemido,
no se sabe si de dolor
por su amado Rey
o de placer
por su duende fiel)
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Ahhhhhhhhhhh!!!!
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Anónimo dijo...

(Suspiró)
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"Bueno!
Apenas termine este asunto
y los haya bendecido
y declarado marido y mujer,
me voy a comer un gansito
a falta de cerditos".
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(Pero no lo dijo,
porque estaba a punto
de consagrar la unión)
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Anónimo dijo...

Salve Regina misericordiae,
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve.

Ad te clamamus, exsules filii Hevae.

Ad te suspiramus gementes et flentes in hac lacrymarum valle.

Eia ergo advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte.

Et Jesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exsilium ostende.

Clemens, O pia, dulcis

Salve splendor praecipue
supernae claritatis,

Regina vincens strenue
scelus imietatis

Misericordiae tuae
munus impende gratis, etc.


(el pueblo se postraba así de rodillas en las afueras del templo...)

Anónimo dijo...

(Arreglada bellamente como una princesa)

No puedo evitar llorar pensando que esta boda pudiese haber sido la mía...

Anónimo dijo...

(El Historiador del Reyno, asombrado, impactado, maravillado, toma una pluma y escribe en su cuaderno de notas)

Con fecha 29 de enero de 2007, se celebran las bodas en el Castillo de Lear. La Nunciatura ha dejado de manifiesto su poderío y grandeza.

No puedo evitar consignar en estas páginas mis emociones que escapan al objetivismo que se exije de todo Historiador. Es una licencia que me permito, rendido ante la Belleza, la belleza platónica...

¡Esto es magnífico, no creo que en ningún reino real y verdadero o de ficcción y sueños se haya celebrado una ceremonia como ésta, que habrá de narrarse de generación en generación.

(acto seguido, guarda la pluma y el cuaderno de notas entre los pliegues de sus ropajes, y con un pañuelo blanco, que le ofrece la novicia obediente, el Histopriador se enjuga el sudor de la frente, un sudor que rueda junto a brillantes y gruesas lágrimas bañándole el rostro).

Anónimo dijo...

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Llora emocionado
sin saber por qué...
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Algo en su pecho
quiere estallar
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Anónimo dijo...

(Peinandose
e inflando los
soberbios pechos
cubiertos
con conchas
y corales)
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Nosotras aprobamos
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Aprobamos
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Fortunata dijo...

Descalza porque ya estaba cansada de que le apretaran los zapatos y un tanto harta de tanta liturgia cristiana, pero emocionada viendo las mejillas arreboladas de la doncella y los ojillos de cordera con los que miraba al rey....... pensó espero que esta boda traiga amor y belleza a este reyno ..... mientras murmuraba formulas en hebreo y trazaba los simbolos sagrados de su mágia para que todo esto ocurriera.

Anónimo dijo...

Un grupo de beatas que habian suspirado y dicho en lo mas secreto de su corazón "si estoy dispuesta" mientras en alto habian cambiado las criticas por alabanzas

- !Que bella la doncella!
- !Que apuesto el rey en su caballo!
- !Que sutil el heraldo si parece que levita!
- !La triministra flota!
- - Hasta la cenicienta parece menos harapienta.
- Al final no hubo ejecución del bufón y luce hermoso con su jubón!
- !La cuidadora de gansos es como una flor del campo!
- !La cocinera republicana hoy parece una dama!

(Todas al mismo tiempo suspirando)

- !Ay el poeta! !el poeta!

(para si mismas)

- Si estoy dispuesta.

Rafa dijo...

(DLR se pasa una mano por el cuello, secándose el sudor visible...


Otro sudor, que le anega desde los hombros a los pies, deja su cuerpo húmedo y tibio. Su pecho tiembla en espasmos de deseo y le arden las manos, como si fueran teas...


Mira hacia la cúpula de la catedral y cierra los ojos mientras escucha letanías, coros y cantos...


En sus ojos, que más parecen embalses de sangre, se reflejan mezclados, el brillo de miles de candelas y las centellantes y coloridas luces que atraviesan, los antiguos vitrales que adornan el templo...)

Rafa dijo...

(de pronto DLR siente un gran calor en su vientre y mira hacia el altar.


ahí tuvo una íntima visión, la más espléndida de sus años...


Una luz cegadora emanaba desde el interior del cuerpo de la doncella Therese. La vibración de este haz luminoso, que parecía manar desde su boca, titilaba a la medida del son de sus palabras, mientras le respondía al Cardenala...

Los tímpanos le tañían suavemente en sus laberintos, labrando en su mente, a fuego, un par de palabras que tenían vida propia. Incluso desde ellas se derramaba un sabor nuevo hasta su paladar...

Mientras se encontraba en este tibio trance, sus manos tomaban el tesoro que llevaba consigo, acariciándolo...

Luego musitó, para sus adentros:


“Hic Aurora paulatim, evanescente consurgit Sol noster in granula pulchrima & rubicum dissima, que sunt Sulfur nosrum rubeum a Sophis, tam desideratum, quod tamen non est finis laborum”


…en ese momento una parte de DLR se desprendió de su cuerpo y comenzó a vagar, por la sede, dejando tras de sí una estela de felicidad que iluminaba tenuemente el mármol del templo, a medida que pasaba entre las gentes como una lenta sombra.)

Anónimo dijo...

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(La Novicia Obediente)
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Siente una felicidad inmensa,
y alucina, entre la radiante luz
que se desprende del altar
que el Rey avanza hacia ella
y la va a besar.
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Bufón de la Corte dijo...

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Observa las formas
de la Cocinera
y siente una tremenda
exitación sexual,
las carnes de Republicana
destellan resplandores
de sudores, sales y licores.
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Luego ve un rayo de luz
que se desprende del altar
y pega en la Triministra.
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La extraña luz que emana
de los íconos y mármoles
se concentra toda en ella...
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Cada pluma de sus alas
brilla com una estrella
y bajo la reseda constelada,
le parece adivinar o ver,
que la desnudes
del Ama Olvidada
es la de la perfecta Eva.
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...En el pecho un corazón
de ternuras líquidas
y rojas.
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...En la cabellera
la clara fuerza
de la razón,
de la fe
y de la idea.
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...En el sexo el placer inmenso
que se esconde
como la fuente de agua pura
entre la sombra del espeso monte.
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..Y en el vientre
creciendole paciente
su simiente.
.
.
.
.
ES ENTONCES
CUANDO...
...
EL BUFÓN COMPRENDE.
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Anónimo dijo...

al oír el "sí, quiero"
(los "sí, quiero") repetidos a coro ,
el heraldo despierta de su plácido sueño.

En sus labios dibuja una sonrisa
la increíble belleza de esta boda.

otra vez ,el pulso se acelera
el color vuelve ,se aquietan las pupilas ,
los ojos abiertos como lunas ,
se yergue la cabeza ,
el pelo se ha erizado
alerta espera
las siguientes escenas

Anónimo dijo...

a lo lejos se oyen unos trinos

Anónimo dijo...

(aún más emocionada , con el vestido empapado esta vez de lágrimas y los zapatos de cristal reluciente )


quieeero un principe ..... un príncipe para mí solita

Thérèse Bovary dijo...
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Lila Magritte dijo...

(Corre leve y sutilmente hasta llegar donde la doncella)

Es el nerviosismo, no puede ser nada más, ayudadme Heraldo a reanimarla.

(Ella misma se eleva y no puede mantener los pies en la tierra mientras el Heraldo se debate entre sostener a la doncella que cae a tierra o sujetar de un pie a la trina que tiende a esfumarse)

Anónimo dijo...

(enfadado)

quieren hacer el favor de estarse quietas y poner los pies en tierra. debe continuar la ceremonia.

(en un aparte)
qué tendencia a salir volando tienen estas damas .

Anónimo dijo...

mientras tanto el heraldo se acerca parsinonioso y le aplica a la doncella un test de rochard.

Anónimo dijo...

Todo esto ocurre porque la doncella se ha desmayado, debido al intenso calor que domina la atmósfera de la catedral. Además el olor a incienzo y mirra siempre le producen vacíos en el estómago, porque le recuerdan su primera comunión, cuando al salir en la tarde con sus amiguis vestidas de blanco, las persigue el caballero del abrigo que se abre y se cierra.

Anónimo dijo...

Parece que vamos a tener que poner un sistema de aire acondicionado, sobre todo cuando se celebren bodas en esta Catedral, dado que desmayos, levitaciones y explosivas auras que deben ser obra de Dioniso o quizá que otro Dios representante de eros, de otros lares y mitologías. Mientras no se le infle el jubón al Bufón y el Cardenala levante una carpa con su casulla. Uf! que cuesta llevar adelante una ceremonia donde todo sea amor, hermosura, y no haya dobleces ni traición ni disforia en el espíritu de los que moran en este castillo. Pero, en fin. una boda es una boda y es imposible que las semillas del deso se desparramen por los ánimos.

Anónimo dijo...

¿Viste el desmayo de la "Doncellita" esa. ¿Tú crees Emita que tenga aún himen bajo esa blancura de espó de Rinso.

¡Himen! Eso en esta Catedral sólo nosotras lo mantenemos intacto Adelita... Y si tiene está remendado por la Celestina.

Y esa Trina, odiosa, que levita y levita en plena boda, y en el Vaticano ni siquiera la han amonestado. ¿Le habran quitado poderes a nuestra primo el Cardenal Ripamonti?

Bueno, mija, tu sabes, eso que decían que andaba jugando al caballito con los donceles y los monaguillos.

¿Y lo de las campanitas que hacía sonar con el... bueno, tú sabes qué?

¡Y tú te crees esos cuentos!

¡Hay, Adelita, lo que hay que soportar!

Anónimo dijo...

¡Hay que yo también me desmayo!. Todo me da vueltas hermanita... serán los éptasis o el éxtasis que acá reina o la agonía y el éxtasis o el agón y el eptasis y...aahhh...

(cae como una tabla en el piso de la catderal)

Te dije, sister, te dije, le pusiste mucho éptasis.

Mata7:

Déjemela a mí, m'hijita: se saca su capa de visón (comprada en la tienda del Mercader de Venecia, aprovechando los "Descuentos por Boda Real") y cubre con disimulo y sigilo a la infanta lona y verde de éptasis.

Anónimo dijo...

Cardenala, por dadle curso a este sacramento, para unirme por fin a la princesa y poder descansar de tanto stress real, que es el peor. Tendré que ir a ver manchas de ese tan Sir Roshchard que me suena a primo de Richelieu.

Anónimo dijo...

Se produce una tensa o tersa espera: no vuela ni una mosca ni levita ni una Trina. Hasta las díscolas semillas del del Dulce Rocío se aplacan y la lengua del duende se detiene entre los labios menores de la casta Novicia Obediente. El Cardenala esboza un gesto que no sabemos interpretar. Aunque soy omnisciente, en este reino encantado nunca se sabe.

Marga dijo...

(Acaba de entrar, a dios gracias se perdió la mayor parte de la ceremonia, la cocinera es más de tabernas que de catedrales y la única vez que uno de sus matrimonios funcionó fue aquel en el que ella como contrayente se tomaba unos vinos mientras el resto celebraba el enlace... una sonrisa plácida le envuelve el rostro al recordarlo)

Costumbres bárbaras son éstas, tan colocaditas todas...

Creo que no es incienso esto que huelo... uys! que flojera más tonta me está entrando!!

Anónimo dijo...

Son los efluvios magníficos del poeta caballero de la rosa... que huele a macho potente y hasta aquí hace hervir el teclado del computador.

Vieran cómo resuena su voz en las cavernas de mi alma y su risa que me hace temblar hasta los huesos...

¡Ay poeta! ¿por qué habéis entrado así en mi vida? No os lo voy a perdodar, mi amor, mi dulce rocío... no os perdonaré jamás, pero os amaré mucho y por mucho tiempo

Anónimo dijo...

quiso decir perdonar, mi amor, mi vida, mi dulce tesoro... eso fue lo que quiso decir